Luchó hasta dejar la última gota de sudor no pudiendo igualar el marcador, pero Uruguay merece las palmas al jugar un encuentro digno de la garra charrúa a quien no se le puede criticar nada. Holanda sufrió sobre el final al ser acorralado por los sudamericanos pero pudo mantener el 3-2 y de esta manera disputará después de 32 años su tercera final en una cita mundialista.
El partido fue arduamente disputado en el medio sector dentro de los 90 minutos, quizás no hubo muchas jugadas de peligro, pero si contó con emociones por cada balón disputado.
Holanda fue el que propuso y el que tuvo mayormente el balón para elaborar jugadas que le permitiesen ir hacia el arco rival teniendo sus oportunidades. Uruguay poblado de volantes de marca por suspensiones y lesionados, esperaba a Holanda para neutralizar a los europeos y ordenadamente avanzaban en busca de crear algún peligro sirviendo el balón tanto a Forlán y Cavani y apelaban a su efectividad de cara al gol con los pocos remates que tuvieron.
A los 18’ un gran remate de Van Bronckhorst hizo inútil la estirada del meta uruguayo Muslera, pues el carrilero holandés la clavó en el ángulo haciendo unos de los goles mas bonitos del mundial.
Luego el partido tuvo imprecisiones más de los uruguayos que se lanzaron en busca del empate sin saber como entrar, mientras los holandeses la pasaban cómodos buscando de cuando en cuando el segundo gol. Hasta que a los 41’ Diego Forlán recibe el esférico y dispara de media distancia venciendo las manos de Stekelemburg anotando el uruguayo el empate en complicidad con el error del meta del Ajax de Ámsterdam.
En el complemento las acciones fueron equilibradas, con mayor participación ofensiva holandesa pero sin tener éxito para finalizar sus ataques. Uruguay digno en su lucha por romper el esquema naranja trataba de apoyarse en Forlán. Hasta que a los 70’ Sneijder logra encontrar un espacio dentro de la defensa uruguaya y con un remate colocado marcó el 2-1 aunque Van Persie tuvo participación directa al estar en la línea de la trayectoria del balón, además de querer patearlo, cuando estaba en un aparente fuera de juego que quizás debió cobrarse aunque fue muy fino.
Rápidamente sobre los 73’, Kuyt centraría desde la izquierda un balón que Robben cabecea con gran técnica marcando el aparente gol de la tranquilidad pues los holandeses se ponían arriba por 3-1.
Este gol cerraba el encuentro, pero Uruguay seguía luchando como es característica de los sudamericanos en general, y encontró su premio con un remate de Maximiliano Pereira a los 90’+2’ que lo convirtió en gol creando emoción en el público con el 3-2.
Los uruguayos a falta de un minuto y 2 más que se dio pusieron en su arco a los 11 “oranje” con 2 jugadas consecutivas que pusieron emoción, pero luego el referí de nacionalidad uzbeka, Irmatov, dio por finalizado el encuentro donde de inmediato la naranja celebró.
Uruguay perdió dejándolo todo en el campo, cayó luchando y con la cabeza en alto, sin duda un once digno para el aplauso, pues nadie pensaba que llegaría a estas instancias. Ahora el sábado esperará al perdedor de España vs Alemania para disputar el tercer puesto, encuentro que lo jugará entregando hasta la última gota de sudor para darle una gran satisfacción a su país.
Holanda, disputó la semifinal con el rival más difícil de los que llegaron a esta justa semifinalista, pues jugar con un sudamericano es lo más complicado para un europeo ya que los uruguayos tenían poco fútbol, pero mucho coraje, valentía corazón, garra, sangre caliente y ganas de hacer historia; elementos que no tienen los europeos por ser más “fríos” y que a veces es suficiente para hacer grandes faenas.
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