martes, 1 de julio de 2014
chile vs brazil: la historia se repite: jugamos como nunca... perdimos como siempre!!!
La selección chilena estuvo tan cerca de lograrlo, pero no pudo torcer la historia ni el resultado. Desde el punto de vista táctico el equipo cumplió lo diseñado por su entrenador y por largos pasajes superó a la selección dueña de casa. Con un juego basado en la presión ofensiva adelantada y con un esquema defensivo numeroso y solidario, los chilenos lograron sobreponerse a un inicio adverso y hasta pudieron liquidar el partido en los minutos finales del tiempo extra.
Brasil no fue el equipo que se esperaba y en un marco formidable terminó jugando hacia atrás, aguardando la suerte en los penales, lo cual es muy mezquino con sus obligaciones. A este equipo debieron haberlo derrotado porque es desangelado y tibio, que pega más de lo que juega y corre más de lo que piensa. Algo de eso tiene también Luis Felipe Scolari y bien lo representan sus jugadores. Grandes figuras que parecen muñecos al servicio de un sistema sin libertades creativas ni sorpresas. Brasil contra Chile no mereció ganar aunque lo hizo con limpieza. No juegan mal, pero están muy lejos de representar los principios y valores que históricamente ha tenido el estilo de juego brasileño.
¿Pero entonces por qué terminamos vencidos? Evidentemente, hay cosas que pesan. Jugar contra el local, con todo el estadio gritando por Brasil, es difícil. Los hinchas chilenos solo lograron ser escuchados cuando el desconcierto y el enfado silenciaban las tribunas. Además las suspicacias respecto de la conveniencia de mantener vivo al “favorito” y local para que siga el negocio y la fiesta ensuciaban el ambiente. La tapada de Julio Cesar al remate de Aránguiz, el travesaño de Pinilla, la mala suerte en los penales y el palo de Jara que dispuso el final fueron otras vallas. Pero hay otros motivos que sorprenden más y desconciertan.
Chile mostró niveles desequilibrados. Mientras algunos hicieron un partido memorable, otros estuvieron erráticos y a un nivel muy bajo para una copa del mundo. Lo de Francisco Silva volvió a ser incomprensible. Sobre todo cuando uno entiende que ingresa en desmedro de Valdivia y todas las implicaciones que eso conlleva. Poco fino en la salida, incómodo en la posición y en la marca, perdió casi todos sus enfrentamientos y, aunque por ahí evitó un gol de cabeza de Neymar, lo cierto es que aportó muy poco al funcionamiento colectivo. No tiene el nivel de precisión necesario para esa zona del campo y sus funciones programadas no fueron trascendentes para resolver los ataques brasileños. Hizo muchas faltas innecesarias cerca del área y eso era algo que sabíamos haría daño. La culpa, en todo caso, no la tiene Silva si no quien lo elige para jugar en esa zona.
Entonces, la derrota se debió a que Chile terminó siendo egoísta en la propuesta en el momento preciso y terminó descartando sus propios fundamentos. En su primer mundial Sampaoli demostró nerviosismo, traicionó propuestas y fue mucho menos intenso, más precavido y menos profundo. Olvidó los tres delanteros y olvidó al creador del juego. Ya criticamos, anteriormente, la decisión de no usar a Valdivia porque con “el Mago” la selección juega diferente y tiene más talento para sacar provecho de nuestros grandes delanteros. Siendo cauteloso, Sampaoli obtuvo buenos resultados (pues tiene un plantel al mejor nivel mundial) pero cedió en otras características que nos fascinaron. El vértigo estuvo contenido, se usaron pocas variantes y no hubo respuesta desde el banco a los bajos rendimientos individuales.
Chile fue más empaquetado y menos rebelde que lo que esperábamos y con ello perdimos una oportunidad real de obtener un resultado histórico. Había un gran equipo, bien entrenado y competitivo, con grandes individualidades. Sin embargo, un planteamiento conservador selló la eliminación. Parece que al final faltó audacia para ganar el juego y hacerlo decididamente. Lo real es que la Selección está fuera de Mundial y ya no importa si fue por uno, por dos o por tres.
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