La Roja arrancó jugando mejor que en anteriores partidos y llegó al gol ya a los 14 minutos del primer tiempo tras un pase de Andrés Iniesta a Cesc Fábregas, quien se deshizo de Giorgio Chielini y tiró un centro fuerte para que David Silva cabeceara a la red.
Italia se vio desbordada por el torbellino español desde los primeros minutos, mientras que Andrea Pirlo, su estrella, no podía desarrollar su juego.
El segundo tanto llegó en un contragolpe bajo la batuta de Xavi, quien hizo un pase profundo a Jordi Alba. El lateral izquierdo definió a la derecha de Buffon, colocando un demoledor 2-0 a cuatro minutos del descanso.
Poco después de iniciarse el segundo tiempo, España podría haber aumentado la ventaja si el árbitro portugués Pedro Proença hubiera cobrado un claro penal por una mano del central Leonardo Bonucci.
Sin embargo, el campeón mundial se dedicó a administrar la ventaja ante una Italia impotente que se quedó con diez jugadores por lesión de Thiago Motta, que sufrió un tirón cinco minutos después de haber entrado en el terreno. Era el tercer cambio que hacía Cesare Prandelli.
Ahí se acabó definitivamente el partido para una Italia que había ofrecido en la Eurocopa una mejor versión de la mostrada en la final. Y así llegaron los lapidarios goles de Fernando Torres y Juan Mata para decorar un resultado tan abultado como justo.
Además de convertirse en el primer equipo en la historia en hilvanar la serie de títulos Eurocopa-Mundial-Eurocopa de forma seguida, el representativo español consiguió sumar tres coronaciones en el trofeo continental (1964, 2008 y 2012), por lo que alcanzó a Alemania como la selección más veces ganadora de la ex Copa Europea de Naciones.
Además, España acabó con la maldición que la perseguía contra Italia, a la que no derrotaba en un partido oficial desde los Juegos Olímpicos de 1920. En la Eurocopa-2008, la Roja eliminó a la Azzurra en cuartos de final en los penales (4-2), pero el resultado del partido había sido empate (0-0).
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